3 de diciembre de 2008

Un beso y veinte más

Terminé de hablar y sentí el silencio. Ese que no esta solo en la habitación o en la casa. Ese silencio que se produce en el mundo, porque todos quieren escuchar lo que se esta por decir. El universo se detiene para que las olas no estallen, las tierras no se quiebren y el murmullo se esfuma en el infinito. Todo esto, delante mío.
A su alrededor conté cinco sombras, una de cada lado y eran cuatro, y la quinta se superponía con la de adelante, pero más grande, casi a propósito. Como un insecto esperé la muerte contra el piso. Él, como una estatua. Así de grande, así de frío. Y entre la nada vi el viento que produjo su mano al tomar fuerza. Fue unos centímetros hacia atras. Me entumecí. Después en segundos y cerrada hacia mi. La primera la recuerdo, fue en la nuca. Yo bajé la cabeza, porque no quería recordar su cara al golpearme. Me caí y siguieron unas 15 o 20 más. Las baldosas en mi cuerpo y me abracé, porque sentía que me iba. "Cada cual paga su precio" oía a mi vieja de fondo. Y así me quedé.
Abrí los ojos, no se cuando los cerré. Giré y lo ví rojo.
"Más tranquila?" Acentí. Y con la mano irritada me levantó el mentón. Me temblaba la boca, traté de controlarme, no dijo nada. Me miró como siempre. Se acercó y nos besamos. Y mi sangre fue su sangre, ya no me importó.
Lo miré y sonreí.


Shummy LE

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